En la entra de blog de hoy quiero explicar en detalle la importancia de la hidratación en montaña. Cuando pensamos en ella suelen surgirnos preguntas como estas: ¿Con una cantimplora de un litro tendré suficiente para una jornada de senderismo de un día? ¿En invierno aunque no tenga sed también es obligatorio beber agua en mis rutas?
Bien, son muchas las dudas que todos tenemos sobre el líquido elemento a la hora de afrontar nuestras caminatas o rutas por montaña. Como norma general, hay que tener en cuenta que hidratarse y recargar energía son los dos puntos claves cuando afrontamos nuestras aventuras en el monte.
Una buena hidratación en montaña nos puede evitar sustos importantes como calambres a mitad del recorrido, un desfallecimiento, un mareo o lo que puede ser aún más grave y peligroso: un golpe de calor en pleno verano cuando las temperaturas rondan los 40 grados centígrados.
A grandes rasgos podríamos decir que es importante llevar siempre una cantimplora de litro y medio de agua. En verano seguramente con esa cantidad nos quedaremos cortos, o sea que será muy práctico añadir una segunda cantimplora a nuestro equipamiento.
A continuación indagamos más sobre lo que hace el agua en nuestro organismo.
Hidratación en montaña: ¿para qué sirve el agua?
El agua es un elemento básico para la termorregulación. Cuando llevamos a cabo una actividad física exigente, nuestro cuerpo se ve sometido a un ritmo de funcionamiento que, aparte de generar el movimiento que nos interesa (llegar a la cumbre, cruzar la meta, completar la vía…), también genera calor. Ese exceso de calor corporal se libera por el organismo a través de la evaporación; o lo que es lo mismo: mediante el sudor.
Así que, en primer lugar y paradójicamente, el agua es fundamental porque necesitamos deshacernos de ella. La usamos para enfriar el organismo y en el momento en el que nos falte, nuestra temperatura corporal comenzará a aumentar acercándonos peligrosamente a la hipertermia.
No es el único motivo por el que deberíamos estar siempre bien hidratados. El agua actúa, además, de lubricante para casi todas las funciones corporales.
La falta de líquido en el organismo tiene consecuencias variadas para el organismo:
- La sangre se espesa, oxigenando peor los músculos, lo que da lugar a cansancio, calambres y lesiones.
- Las articulaciones, menos hidratadas, sufren un desgaste mayor, con lo que las sobrecargas y las lesiones articulares se vuelven un peligro habitual.
- Disminuye la atención, aparecen la fatiga, la desorientación y los mareos. En actividades delicadas, como pueden ser la escalada o transitar por una arista, la falta de agua puede traducirse en despistes muy peligrosos.
- La garganta se seca, haciendo que el aire frío y seco de la alta montaña pueda dañarnos al respirar.
- Los ojos se resecan, porque por más que parpadeemos, no los estaremos lubricando adecuadamente.
- Y un largo etcétera.
Después de conocer estas consecuencias nos queda más claro lo importante que es una buena hidratación en montaña. Como último apunte, diría que es recomendable, siempre que sea posible, utilizar botellas de agua reutilizables. Además, hoy en día existen infinidad de opciones en el mercado. De esta manera conseguiremos no generar más residuos ni impactar de manera negativa en el entorno natural.
Como siempre digo y me gusta recordar en todas las rutas de senderismo que guiamos desde Fernando Sendra, «la basura no vuelve sola«. Así que os animo, siempre que salgáis de ruta por la montaña o por cualquier entorno natural, recoger la basura que os encontréis. Tanto si es vuestra como si no.
¡Entre todos conseguiremos reducir el impacto negativo del ser humano en la naturaleza!
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